El carisma

Un carisma para aliviar el dolor y sembrar paz en el enfermo

La experiencia más fuerte de la madre Fundadora es Cristo y con esta motivación los enfermos recobran otro lugar. Ver en el enfermo a Cristo va a ser su experiencia más tangible y cotidiana.

María Gay Tibau vio en su entorno gerundense, aunque entrada en años, la necesidad que tenían los enfermos de ser ayudados, asistidos en sus muchas necesidades.

Su gran amor a Jesús la lleva a poner en práctica el mandato evangélico de Mt. 25, 36 "Estuve enfermo y me visitaste". Este mandato viene enseguida plasmado en el Reglamento con esta particularidad: servir y velar a los enfermos mirando en ellos al mismo Cristo. Esta será la tarea que María y sus seguidoras comenzaron el 29 de junio de 1870.