Día Internacional de las Personas Cuidadoras
05/11/2025
Día Internacional de las Personas Cuidadoras
Queremos contribuir a visibilizar y poner en valor la labor, casi siempre discreta, de quienes dedican su tiempo, esfuerzo y vocación al bienestar de las personas enfermas o en situación de dependencia.
Profesionales que sostienen vidas, alivian sufrimientos y dignifican el proceso de cuidado.
En el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, queremos contribuir a visibilizar y poner en valor la labor de quienes dedican su tiempo, esfuerzo y vocación al bienestar de las personas enfermas o en situación de dependencia. Su presencia, a menudo discreta o silenciosa, sostiene vidas, alivia sufrimientos y dignifica el proceso de cuidado.
Desde el Instituto y sus Centros, defendemos el cuidado profesional como un pilar fundamental del sistema sociosanitario y de progreso social. Frente a un modelo que sitúa la competencia como motor de desarrollo, queremos recordar las palabras de la escritora Irene Vallejo en su artículo Épica de los cuidados: “Nos dicen que la competencia mueve la sociedad, pero en realidad la sostienen los cuidados”.
El cuidado, como acto profundamente humano, sostiene comunidades, crea vínculos y promueve una sociedad más justa y solidaria.
En este día, queremos expresar nuestro agradecimiento a todos los colaboradores, profesionales y Hermanas del Instituto, que ejercen su labor desde la vocación de servicio y el compromiso con la persona, así como a quienes, desde los inicios de nuestra misión, han dejado un legado imborrable de entrega, discreción y amor por el cuidado, y que siguen siendo luz en el camino.
El cuidado profesional implica competencia técnica, sensibilidad humana y capacidad de acompañar en momentos de fragilidad. Es una práctica basada en el respeto, la escucha, la proximidad y la voluntad de promover la dignidad y la autonomía de la persona.
Del mismo modo, extendemos nuestro reconocimiento a los más de seis millones de cuidadores no profesionales en España, la mayoría familiares, que acompañan y atienden diariamente a personas en situación de dependencia. Su dedicación resulta clave para la sostenibilidad del sistema de cuidados y para la dignidad de quienes más lo necesitan.
"Si tenemos la fortuna de seguir vivos, seguramente un día necesitaremos que alguien nos cuide.”
Cuidar y ser cuidados forma parte de nuestra condición humana; por ello, hoy queremos poner el foco no solo en quienes cuidan, sino también en la importancia de su bienestar.
Cuidar de quien cuida
Reconocer socialmente el papel de las personas cuidadoras implica también comprender los desafíos que conlleva. El cuidado no es solo entrega: es exigencia emocional, física y mental. El estrés asociado a esta labor suele aparecer de forma gradual y, en ocasiones, pasa desapercibido. Entre los síntomas más habituales se encuentran:
- Fatiga persistente, incluso tras descansar
- Irritabilidad, tristeza o cambios en el estado de ánimo
- Dificultad para concentrarse o pérdida de motivación
- Alteraciones del sueño o del apetito
- Dolencias físicas sin causa aparente
- Aislamiento social y retraimiento
Estas manifestaciones pueden fluctuar a lo largo del tiempo y en diferentes contextos. Por ello, es fundamental incorporar estrategias que favorezcan la prevención y el manejo del estrés en las personas cuidadoras.
Además, es necesario recordar que el impacto del cuidado no es homogéneo: afecta de manera desproporcionada a las mujeres, sobre quienes recaen con mayor frecuencia estas responsabilidades. Avanzar hacia un modelo de cuidados justo requiere reconocer estas desigualdades y promover políticas que las aborden de manera estructural.
Porque una sociedad solo es verdaderamente humana cuando reconoce, respeta y sostiene la dignidad de todos sus miembros, y eso comienza, y termina, en el acto de cuidar.
¡De nuevo, gracias a todas aquellas personas cuidadoras que contribuyen a una mejor calidad de vida en el aspecto físico y emocional de las personas que son vulnerables!