Roque y Manoli

En Tizimín hemos conseguido lo que queríamos, ayudar a los más necesitados dando de nosotros lo posible, y al final ellos nos enriquecieron a nosotros con su cultura.

Una experiencia inolvidable

En Tizimín hemos conseguido lo que queríamos, ayudar a los más necesitados dando de nosotros lo posible, y al final ellos nos enriquecieron a nosotros con su cultura y sus costumbres.

Llegamos con mucha ilusión, muchas ganas pero a la misma vez con un poco de nervios y miedo a lo desconocido a lo que nunca antes habíamos vivido. Para nuestra tranquilidad en el aeropuerto de Cancún estaban esperándonos dos hermanas de la congragación, Hna. Adela y Hna. Edith. Desde el primer momento fueron nuestras protectoras y nuestro apoyo. Cuando llegamos a Tizimín, nos acogieron con los brazos abiertos y saludamos al resto de la comunidad Hna. Yaneth y Hna. Julita, pronto nos fuimos a descansar con ganas de empezar el nuevo día para iniciar nuestra misión.

Nuestra misión ha consistido en acompañar a los ancianos y hacer una obra de mantenimiento del centro. Hemos conseguido lo que queríamos, ayudar a los más necesitados dando de nosotros lo posible y al final ellos nos enriquecieron a nosotros con su cultura y sus costumbres.

Los días se han pasado volando sentimos la necesidad de una continuidad, puesto que toda ayuda es poca. Consideramos que quedan muchas cosas por hacer que con ayuda de los demás se puede conseguir, tanto a nivel personal como económicamente. 

Nuestra experiencia ha sido totalmente positiva ya que hemos vivido en estos días una realidad distinta a la de nuestra casa o nuestro pueblo. Todo gracias a la ayuda de la comunidad y el entorno que rodea a la casa del Anciano (ancianos, personal, voluntarios…), que en Tizimín se encuentra, los cuales  nos lo han puesto mucho más fácil.

Nos llevamos un gran recuerdo y una bonita vivencia, en todos los aspectos, que no dudaremos en testimoniar a todo el mundo.

Galería de imágenes